sábado, 24 de marzo de 2007

5. - La Meditación como contemplación.

Meditar es detener el proceso del pensar, contemplar Su gloria. Su amor.
La gloria y el amor al Señor en su Forma de Madre y Padre.
Meditas porque quieres conectarte con Su gloria, con Su amor.
No pides nada, nada exiges. Contemplas.
Tu alma Lo alaba. Tu alma se ilumina con Su gloria y Su amor.
Contemplar Su gloria, ser en Su amor.
Ser, ser, ser sin nada, estar desnudo en Su presencia, vacío, inmóvil, respirar Su gracia.
Desbordarnos con Su gracia.
Ser, ser, ser.
Es el alma que se identifica con Su eterna verdad.
Y Su luz que viene a ti y a mí, quita en un instante y para siempre toda oscuridad.
Tú y yo somos esto: pura contemplación
El corazón es una alabanza. Mi alma te alaba, Señor.
Eres gozo. Eres amor. Eres gloria. Eres la fuerza de la vida. Mi alma te alaba, Señor.
Estás aquí, en mí, eres yo. Mi alma te alaba, Señor.
Cuando te desnudas, cuando quedas vacío, cuando nada posees, te ubicas en otro plano, en otro nivel de conciencia.
Desde allí se produce el encuentro.
El encuentro es vida y vida en plenitud. Es un canto de amor. Del amor hacia el Amor.
Es un susurro, una melodía inconfundible:

Om bhur bhuvah Savah tat savitur varenyam
Bhargo Devasya Dhimahi Dhio Yo nah Prachodaiat