sábado, 24 de marzo de 2007

2. - Todos los nombres en Su Nombre.

El Señor tiene tantos nombres como arenas se acumulan en las playas, como estrellas brillantes en los cielos infinitos. Si no aprehendemos esta verdad, Su verdad, traicionamos el Nombre con el que designamos la magnificencia que Es.
En Su Nombre encuentras todos los nombres.
Ella es la base de todos los nombres.
Necesitas del Nombre para aprehender todos los nombres.
Todos Sus Nombres.
Cuando repites constantemente Su Nombre, todo es claridad.
Es que comprendes, intuyes la verdad.
Ella está en el Nombre.
No hay diferencia, Tú, Señor, eres el Nombre.
La multiplicidad está en nuestras mentes.
Tú eres el Uno que se viste según nuestras necesidades.
Tú eres Uno y nos respondes cuando clamamos.
Para instalarte en nuestros corazones, para que sepamos que habitas en el corazón, asumes todos los nombres, todas las formas.
Tú eres Uno.
Somos en el Nombre todos los nombres.
¿Por qué te negamos en el nombre de los otros?
Que podamos verTe -vernos- en todos Tus nombres.
Tú que eres Uno y Unico vestido de multiplicidad, danos luz para que podamos vivirlo.
SentirTe.