sábado, 24 de marzo de 2007

7. La técnica del Nombre.

Cambiar un modo específico de tener, por un modo específico de Ser, ésta es la técnica del Nombre.
Meditar, orar al Señor que vive en ti, guardar el silencio en el corazón para que puedas percibir la unidad entre tanta diversidad, al Uno en los muchos. Cantar Bhur Bhuva Svahah.
Esta es la técnica del Nombre.
Sentir que Ella es la lluvia y el sol; el oasis y también la aridez del desierto, ésta es la técnica del Nombre.
Que intuyas la presencia en la base de tu alegría, sentir que en el desencuentro y el dolor El es siempre el mismo, el siempre presente dentro de tu corazón, ésta es la técnica del Nombre.
No preguntarte por qué suceden acontecimientos que desagradan y sentir para qué el destino te conduce por esos sucesos.
VerLa en los instantes, en todos los acontecimientos.
Tú eres Ella.
Ella se transforma en sonido: Om Shrim Hrim Klim.
Tú eres Tú en el recuerdo de Su Nombre: Om Shrim Hrim Klim.
La mente es delirante.
Dile: necesito Tu ayuda, Madre, pues lo estoy intentando.
Dile: déjame elegir un nombre, aquel que evoque en mi alma memorias de eternidad, de Ti.
Déjame repetir constantemente el Nombre, hasta que sea tan necesario como el aire que respiro.
Ayúdame, Señor que vives en mí, pues lo estoy intentando.
Que cada palabra, gesto, que cada paso, actividad y sonrisa sea el eco de Tu Nombre, Divina madre - padre Sai.
Necesito que me ayudes a controlar mi mente.
Meditación.
Silencio.
Oración.
Porque repetir Tu Nombre es orar; y orar es vivir en Tu Nombre.
Cuando repito Tu Nombre mi corazón se ensancha.
La repetición se transforma en canto.
Tu Nombre es un canto.
Una suave melodía que me transforma en todo luz.
Cuando canto Tu Nombre soy testigo de Tu amor.
Y entonces nacerá de ti una pregunta, porque necesitarás saber los nombres del Señor.
Y tu corazón te responderá: Tú eres los Vedas y los Puranas, Rama, Krishna, Bhuda y Allah, Jesús y Jehovah, Zoroastro, Gurú Nanak y ahora vienes en la forma de Shri Gayatri Namah.
Y tu corazón arrobado de amor dirá: Oh, Divina Madre Gayatri que estás aquí para recordarme que en lo esencial soy hermoso como Tú.
Tú, el de la hermosa figura, la madre y el padre, el amigo, la Divina Madre que nos ayuda a cruzar este océano material para reposar finalmente en Tu regazo amoroso.
Divina Madre Gayatri, que repartes amor y bienaventuranza; Señor del Universo, forma divina que me das amor como señal de Tu amor.
Gayatri, en la forma que te invoco vienes a mí, multiplícate en infinitos nombres y formas hasta que la totalidad de la humanidad te alabe según la cultura, la historia y las necesidades.
Aleja de mí la tentación de no verTe en los otros nombres, las otras formas.
Permite que ingrese a los templos donde se Te adora en las distintas formas y te encuentre allí y te ame desde mi nombre y te alabe desde mi forma. Que te vea en esas formas, radiante, lleno de esplendor, de Luz y de paz.
Quita de mí la ceguera y la contradicción. Shanti Shanti Shanti.

6. - El Nombre como Supremo Señor.

Tú eres el amor, el Supremo amor. No podemos resistir esta desértica soledad sin Tu amor.
Tú, Señor, eres el Supremo Amor.
Dile: soy alguien que se pierde, se desdibuja; apenas una ilusión de soberbia imposible, pero Tú eres el amor que me rescata, que aliviana esta dura carga de ser simplemente un ser humano.
Dile: Tú eres el Nombre y cuando lo pronuncio me levanto con poder y victoria.
Dile: la victoria es Tu sonrisa de amanecer marino, Tus ojos que dibujan primaveras.
Dile: el viento de mi vida turbulenta se aquieta en Tu Nombre que es el Supremo Amor.
Dile: soy como una barca, una ola enfurecida, apenas una nostalgia, necesito de Tu Nombre que es Supremo Amor.
Dile: Tu Nombre como amor supremo, es como decir Tu Nombre como pájaro con alas de eternidad, como lluvia fresca en las tardes húmedas de un febrero fantástico en Varadero, como la sonrisa de los niños jugando en la alameda, como el infinito espacio que me ensancha el alma y me lleva a Tus pies de loto.
Dile: Oh, Madre Divina, Tu Nombre como Supremo amor es vastedad de un silencio presentido por mi sangre.
Inaugurado desde mi sangre.
Vivido desde mi sangre.
Dile: imagino Tu Nombre amplio como el mar y yo una ola que gime por alcanzarte, por fundirse en Tu realidad plena, oh, realidad plena, pleno y supremo amor.
Dile: Tu Nombre es mi victoria y mi poder, dulce Madre Gayatri, por ello es que voy constantemente repitiendo Shrim Hrim Klim, Shrim Hrim Klim, porque cuando lo pronuncio quiero decir que sólo importas Tú, el Supremo Amor.
Dile: soy un delirio que no comprendo, déjame invocar Tu Nombre hasta ser en Tu Supremo Amor.
Porque Tú eres mi bandera y mi insignia.
Dile: ¿cómo acallar mi sangre que se agolpa en un arrebato de asombro cuando pronuncio Tu Nombre?
Dile: Te busco, Madre, Te busco en el Nombre.
¡Respóndeme que te estoy buscando!
Tu Nombre como amor supremo es la realidad primera.
Dile: te propongo, oh lejana y Divina Madre que vives en mí, que Tu Nombre sea una melodía de silencio y luz.
Déjame enamorarme de Ti, de Tu Nombre.
Dile: déjame pronunciar Tu Nombre y sentir que eres el alba y el crepúsculo, el sol, la luna y las estrellas, el rocío en los pétalos de los jazmines, la lluvia y mi sonrisa.
Dile: Tu Nombre como amor supremo es una primicia para mi corazón que para ti se transforma en mariposa, en miel.
Dile: Tu Nombre como amor supremo me funde al final, me enamora, me levanta y me recupera y mis ojos brillan con Tu luz que es mi luz.
Dile: me muero por Ti, Dios.
Dile: déjame pronunciar Tu Nombre porque me estoy muriendo por Ti. Déjame enamorarme de Ti, de Tu Nombre como amor supremo.
Tengo sed de ese amor supremo; ven, Divina Madre, ven pronto pues mi mente nos separa, me aleja de Ti.
Me muero por Ti, Mi Señora.
Ven que quiero alumbrar vagos crepúsculos y florecer jazmineros en la alcoba de los vientos.

5. El Nombre como alabanza.

Te alabamos cuando descubrimos que somos amor; en la emoción del crepúsculo o en la lluvia vertical que cae sobre las calles desiertas, en las noches desiertas.
Te alabamos en la anunciada paz.
Alábalo aún cuando te preguntes por qué y tampoco entiendas el para qué.
Sí, alábalo aún en medio de las traiciones, claudicaciones y vergüenzas.
Alábalo porque es tu meta, la única posible, la definitiva.
Sí, sí, alábalo con emociones y con palabras y dile: tengo palabras pero quiero que sepas que son para Ti, te pertenecen.
Dile: a veces me ahoga la impotencia de mi llanto incomprensible, otras soy la quietud que busca estar en Tu presencia. Te alabo.
Dile: soy una tensión entre la quietud y la incomprensión.
Siempre aquí tratando de comprenderme.
De ser real.
Luz real.
Locamente real.
Un sueño de amor.
Dile: quiero que sepas que Te estoy amando aún en el olvido, porque Tu Nombre es alabanza.
Dile: fluye hacia mi mente.
Desde Tu corazón a mi mente, hasta que sea purísima alabanza.

4. Sus ojos en mis ojos.

Algo que decirTe y que esté antes que las palabras.
Vamos buscando en lo profundo de la ausencia que sentimos de Tí, un amanecer con perfumes de jazmines, de pájaros que nacen en el silencio de la playa.
Susurros que nos llevan al borde de nuestros corazones para encontrarnos con Tus ojos.
Descubres tus ojos en Sus ojos.
Y Sus ojos que te miran.
Y tú la miras a los ojos porque Ella te mira a los ojos. Tus ojos en Sus ojos, Sus ojos en tus ojos.
En algún lugar del mundo cae la nieve y en algún otro el sol baña un atardecer con sed de victorias. Aquí y allá los pájaros dibujan formas que nos recuerdan Tu Nombre.
Y las palabras juegan en nuestras mentes.
¡Oh, Divina Madre Gayatri, que las palabras se impregnen de Tu Nombre!
Regresaremos a nuestras moradas luego de encontrarnos con todas las derrotas, luego de hablarnos todas las palabras, regresaremos, al fin, para encontrarnos con Tus ojos.
Descubrir nuestros ojos en Tus ojos.
Que cuando Te miremos, contemplemos a todos los seres y en el silencio de nuestras almas, nos encontremos con nuestros ojos.
Entonces seremos contemplación.
Porque nos duelen estos días sin Ti y no porque no estés sino porque no podemos verTe entre tanta confusión.
Regálanos una sonrisa.
Vístenos de rocío.
Inunda nuestros corazones con claridad de luna.
Míranos con Tus ojos y enamóranos de tal modo que ya no seamos más que susurro de espuma marina, de gaviota al final del vuelo.
Deja que descansemos nuestros ojos en Tus ojos y que mañana al despertar nos reconozcamos en la victoria de Tu Nombre.

3. - El Nombre y la forma

Miles de formas distintas que expresan un único amor, no importa todo lo demás, especialmente la diferencia que siempre está en la mente.
Miles de formas distintas para decir que la única realidad es que el Amor es Tu Forma.
El Amor es Tu Forma.
Y quien niegue los nombres y las formas de "los otros" te niega a Ti, pues Tu forma es el amor.
Tú eres Tú, pero juegas en el nombre de Krishna, en Brindavana, a las orillas del río Jamuna con Radharani. Tocas la flauta y encantas el corazón y la mente. Allí van las Gopis y los vaqueros en las noches de luna espléndida a bailar contigo, a jugar contigo, a ser formas de amor en Tu forma que es amor.
Tú eres Tú y vienes como Sri Rama, el dulce Señor de la mirada como luna llena, como sol que amanece
junto al mar. Sri Rama, el Señor de los ojos de loto, de pies de loto, de manos de loto.
Una mirada tuya nos robaría para siempre el corazón.
Tú eres Tú y la montaña Sinay se incendia con Tu presencia y tiemblan los cielos y se estremecen las piedras. Te revelas como el Señor de Israel, Adonay. Transformas los corazones y pides una vida santa porque "Santo Soy Yo, vuestro Dios".
Tú eres Tú y desciendes en la forma de Jesús y nos hablas de amor y nos dices que descansemos en Ti de todas nuestras cargas porque la Tuya es suave y ligera.
Oh, Jesús, haznos niños para que podamos correr a Tus brazos protectores, danos un corazón con la pureza de los niños porque necesitamos la eterna ternura de Tus ojos mansos y limpios.
Tú eres Tú y le entregas un mensaje al Profeta Muhammad y le dices: Mi nombre es Allah y la misericordia, la compasión, el derecho y el amor serán las banderas de todos los Musulmanes hasta que el Nombre del Señor reine.
Y en nuestros días, nuevamente asumes un nombre y una forma para decirnos que eres la Madre Divina y el Padre Eterno y Tu Nombre Gayatri.
Oh, dulce Madre Gayatri, llévanos a Tus pies de loto, déjanos contemplar Tu forma divina, déjanos ser amor en el amor que es Tu forma.
Danos la gracia de repetir constantemente Tu Nombre y que nuestras mentes y corazones se llenen de Tu gloria.
Llévanos junto a Tus pies de loto, dulce Madre Gayatri.

2. - Todos los nombres en Su Nombre.

El Señor tiene tantos nombres como arenas se acumulan en las playas, como estrellas brillantes en los cielos infinitos. Si no aprehendemos esta verdad, Su verdad, traicionamos el Nombre con el que designamos la magnificencia que Es.
En Su Nombre encuentras todos los nombres.
Ella es la base de todos los nombres.
Necesitas del Nombre para aprehender todos los nombres.
Todos Sus Nombres.
Cuando repites constantemente Su Nombre, todo es claridad.
Es que comprendes, intuyes la verdad.
Ella está en el Nombre.
No hay diferencia, Tú, Señor, eres el Nombre.
La multiplicidad está en nuestras mentes.
Tú eres el Uno que se viste según nuestras necesidades.
Tú eres Uno y nos respondes cuando clamamos.
Para instalarte en nuestros corazones, para que sepamos que habitas en el corazón, asumes todos los nombres, todas las formas.
Tú eres Uno.
Somos en el Nombre todos los nombres.
¿Por qué te negamos en el nombre de los otros?
Que podamos verTe -vernos- en todos Tus nombres.
Tú que eres Uno y Unico vestido de multiplicidad, danos luz para que podamos vivirlo.
SentirTe.

1. - Introducción al Nombre.

III
Habituados a las palabras, necesitamos del silencio. El silencio es fragancia con recuerdos de eternidad. En el silencio, el Ser se expresa en plenitud. Desde y en el silencio somos bienaventurados. Cuando tu corazón se impregna de silencio, surge el Nombre. Mientras estés aquí debes aspirar a la repetición constante de Su Nombre.
Repito el Nombre porque tengo nostalgias de Dios.
Ya no debemos escapar.
Señor, tenemos nostalgias de Ti. Déjanos habitar a la sombra de Tu Nombre. Por favor, déjanos refugiarnos en Tu Nombre.

Desde que desperté
estoy recordando Tu Nombre
es que cuando siento Tu mirada
inauguro primaveras.
Vísteme de crepúsculo y rocío
déjame desnudo de palabras
acércame a Tu corazón
de eternidad y tiempo.
Juegas como el viento juega
con las hojas del otoño;
juegas con mi juego
y la excusa es Tu Nombre,
Tus ojos,
Tu piel, fogata de febrero,
hoguera, incendio
que consume mi muerte.
¿Cómo ser infinitos nacimientos
desde Tu Nombre que cautiva
mis miserias
y las transformas en espuma marina,
en gaviota, en tardes sedientas de sol,
de lluvia, de amor,
es decir de Ti,
Madre amada?
Me deslizo embriagado
de silencio, de ausencia,
de no tener más que sueños.
Me deslizo, digo,
por las horas de esta tarde gris
fría hasta el cansancio.
Necesito de Tu Nombre,
porque eres el definitivo amor.
El Nombre es el camino que al final
me funde en Tu ternura.

5. - El Silencio como técnica.

Tú eres todo, la diferencia está en la mente.
¿Cuál es la diferencia entre sentirTe y pensarTe?
¿Por qué contestar siempre?
¿Por qué río y no sonrío?
¿La tristeza de las palabras o la alegría del silencio?
Te llamo, siempre te llamo, pero estás aquí:
“tan cierto como el aire que respiro,
tan cierto como la mañana se levanta...
Si piensas que "el otro" te distrae, no comprendiste nada.”
Si no puedo sentir, estoy afuera. Fuera.
El te dice "Te amo" y tú inventas palabras para no sentirLo.
Sentirte.
A veces "el otro" te habla y tú inauguras un discurso; ¿y si el otro sólo quiere que lo sientas?
Tú me miras, yo hablo. Tú me hablas, yo no te miro.
¿Qué es lo permanente? ¿Y lo transitorio?
¿De dónde vengo? ¿Quién soy? ¿Cuál es la meta?
¿Si no es ahora, cuándo?
¿Cuántas palabras necesito para el viaje?
Si no respondo estas preguntas, no entendí nada.
6. - Conclusión.
Silencio no es sinónimo de mudez.
La técnica del silencio es el silencio.

4. - El Silencio como intuición.

Somos ignorancia. Somos pasión; rara vez intuición. El nos dice que seamos amor. ¿Qué es el amor? ¿El que surge de nuestra ignorancia, de nuestras pasiones?
El amor, la plena realidad del amor, el amor así, desnudo de palabras, nace en el silencio.
Cuando esto sucede, el silencio es intuición.
El amor se viste de silencio y éste de intuición. En el silencio intuyes y desde la intuición expresas el amor.
Intuir es estar atento para encontrar lo permanente en lo circunstancial. Es vivir, fluir.
El Señor es el conductor, el eterno conductor.
Cuando desde el silencio puedes verLo como la base de todo, el sustento de todo, la plena realidad, la pura verdad, entonces intuyes Su grandeza.
Entonces te dices: yo soy Tú, eres la realidad.
El silencio como intuición es decirte: te escucho, Señor, en la imperceptible voluntad de los sucesos que se presentan en mi vida.
Danos, Señor, el silencio para que podamos intuirte como amor.
Quita de nosotros esta crueldad en forma de palabras.
Sólo por hoy deseamos morir a las palabras y renacer en un silencio constelado de quietud y bienaventuranza.
Sólo por hoy queremos morir al viejo amor para levantarnos purísimos en la verdad de Tus ojos.
Quédate con nosotros, deja que te reconozcamos porque anochece.
Sin mirar hacia ninguna dirección deja que intuyamos Tu presencia hasta fundirnos en ella.
Quiero el silencio de Tus ojos.
Amo el silencio de Tus ojos.
Vivir en el silencio de Tus ojos.
Permite que encontremos la verdad detrás de las palabras.
Queremos intuir.

3. - El silencio como actividad.

Cuando guardo silencio, cuando habito en el silencio de mi corazón, estoy activo. Despierto, atento. Habla, Señor, que te escuchamos.
Háblanos del amor, muéstranos tu ternura, pasea por nuestros corazones que se transforman para Ti en un crepúsculo con fragancia a jazmines. Atardecer de victoria.
La actividad es futuro. El silencio es actividad.
Háblame, Señor, que estoy aquí incompleto, presintiendo Tu presencia entre tanta oscuridad.
Todo fluye.
Cuando ya todo se aquiete Te esperamos; cuando al final, nos hundamos en el silencio de nuestros corazones.
En el secreto tan sutil de nuestros corazones que Te dicen: Allí te espero, mi amor, mi Señor, allí donde soy todo actividad, todo futuro.
Fluyes desde ti hacia El, desde El hacia tu corazón.
El silencio es actividad. La actividad es futuro. El futuro es poesía. La poesía es el Señor.
La poesía que nace del silencio es lo que necesitas para el viaje.
La poesía se dirige a Su gloria.
Es todo lo que necesitas.
Necesitas amarLo en el silencio de tu corazón, desde la poesía que nace de tu corazón silenciado.
Hasta que no haya yo, ni poesía, hasta que sea todo un Tú.

2. - La Palabra como destierro.

Las palabras nos destierran. Hay lágrimas en los cielos.
En las palabras mostramos nuestra fragilidad.
Desterrados en medio de palabras, sólo nos quedan lágrimas.
Cuando hay palabras, nada queda entre tú y Él.
Destierro es estar afuera de ti mismo; expulsado de tu origen.
¿Cómo puedes ser feliz alejado del motivo que te da alegría?
A veces creo que el infierno se construye desde las palabras.
Si no hay silencio en la mente, las palabras giran alocadamente.
Nos expulsan de nuestro origen.
Las palabras son signos que muestran todo lo solos que estamos.
No hay un modo exacto de encontrarnos desde las palabras.
¿Cómo puedes saber quién eres desde la inseguridad de las palabras?
Las palabras son signos oscuros, la turbulencia de un mar enfurecido.
Señor, llévame de esta noche hostil llena de palabras, del delirio de las palabras, llévame a Tu presencia hecha de silencio infinitamente pacífico.
Estoy solo en medio de las palabras. Aquí no tengo armonía.
No puedo escucharme. Escucharte. Llámame, devuélveme a mi origen.

1. - La Palabra como perplejidad.

II

Las palabras crean confusiones. Detrás de cada palabra siempre encontrarás un abismo.
La palabra se presenta ante nuestros ojos como el camino hacia la perplejidad.
Las palabras nos sitúan en un espacio de perplejidad.
Puede que a veces sientas que estás atrapado en ellas.
Necesitamos hablar, necesitamos de las palabras porque estamos vacíos y creemos que sin ellas naufragamos.
Las palabras nos dan la tranquilidad de una seguridad siempre pasajera. Si no haces uso adecuado de ellas, postergan indefinidamente el encuentro contigo mismo.
Las palabras no permiten que te veas en la total transparencia de los ojos del Señor. Porque no hay palabra que exprese la dulzura del vivir, de estar aquí..., contemplando Su sonrisa.
Las palabras son detalles transitorios, tienen valor si con ellas puedes nombrar aquello que necesitas para el viaje.
¿A dónde van las palabras cuando mueres?
¿A qué cielo son desterradas?
No lo sé.
Pero hoy ellas danzan en mi mente; hablar,
hablar para no entender ni entenderme. A veces descubro que la vida, el acto de vivir, finaliza con las palabras.
Las palabras me ubican en la perplejidad.
Comprender es sentir. Inaugurar. Darte cuenta.
Comprender es saber que tu energía debe canalizarse para Su gloria. Es decirle no al capricho de la mente. Es una afirmación de vida. Comprendes para vivir.
No hay silencio sin comprensión; no hay comprensión sin silencio.

6. - La Meditación como técnica.

No puedes meditar en medio de la tempestad. Necesitas un espacio mínimo, un tiempo mínimo para el encuentro.
La meditación es encuentro.
Puedo leer, puedo pensar, puedo creer que medito; sólo leo y pienso.
Cuando meditas hay algo de sutil, una armonía distinta te impregna el alma.
Surge. Eres el otro en la meditación, el verdadero, el distinto. Cuando meditas hay olvido.
Te sientas, cruzas los pies, te relajas. Observas la tensión de tu cuerpo, la inestabilidad de la mente que crea sucesivos pensamientos.
Observas la respiración. Te concentras en ella, permaneces consciente de la respiración. Fluye.
Exhalas, inspiras. Es la vida que brota, que surge, que recrea.
La mente está ahí siempre presente. Los pensamientos vuelan.
Aquí y allá te encuentras con miles de imágenes. Olvidas la respiración. Retomas el ritmo natural, inspiras, exhalas.
Aquí estás, tratando de buscar un encuentro.
Solo no puedes, necesitas de Su gracia.
Y el Señor te habla más abajo, en el corazón, necesitas bajar, ir hacia el corazón.
Solo no puedo, Señor ayúdame que lo estoy intentando.
Inspiras y exhalas; inspiras -Él-, exalas -yo-, Tú y yo, Señor. Tú en mí.
La mente gira, a veces tiene colores, otras transcurre tan rápidamente que te encontrarás a mucha distancia de donde estás.
Señor ayúdame que lo estoy intentando.
Estás solo. Debes desnudarte de todos los pensamientos.
Necesitas fijar la mente. La mente es un obstáculo.
Debes elegir fijar tus pensamientos en el entrecejo. Imaginar la luz de una llama. Fijar tu mente, fijar tu capacidad de contemplar.
Inspiras y exhalas, fijas la mente. Ahora está mejor. Algo sucede. Con esfuerzo la mente se aquieta. Pero sólo por instantes. Debes estar atento, sin perder el objetivo. La mente salta como el mono entre los árboles. La mente salta de aquí hacia quién sabe dónde.
Necesitamos de Ti, Señor porque lo estamos intentando.
Ahora intenta trasladar esa pequeña luz. Que inunde tu cuerpo. Que te transforme en toda luz.
Rescata para tu corazón el milagro de la luz.
Eres luz.
El cielo comienza a intuirse y la mañana tiene una extraña serenidad que nos aquieta. Somos luz. Somos cielo. Somos serenidad.
Ahora estamos en la realidad de la vida. La luz nos aquieta, somos eternidad. Descubrimos la paz.
Meditamos porque tenemos la necesidad de descubrir. Descubrirnos.
Descubrirte, Señor, en la luz de nuestro interior. Aquí te amamos.
Aquí te amamos, Señor porque amamos siendo cada uno de nosotros Tú. Nuestra alma te alaba porque todo fluye hacia Tu presencia.
Sólo queremos amarte. Ahora lo tenemos todo. Tú eres todo. Oh, Señor, nuestras almas te alaban.
¿ Qué otra petición tenemos sino quedarnos así, amándote, adorándote desde nuestro corazón silencioso ?
Nuestros corazones son toda una alabanza.
Meditar es adorarLo.
Meditar es estar en Su presencia con un solo fin: amrLa.
Meditar es amarLo, como me dijera alguna vez D. C.
Gira, cuando todo gira, nada gira.
El siempre estuvo aquí. No lo supimos encontrar. Y ahora, Señor, estamos en la luz que eres Tú y somos nosotros mismos.
Eres nuestra herencia. Somos tus hijos.
Sólo Tu amor nos rescata de la turbulencia.
Déjanos que te amemos. Tú eres el amor. Ahora lo aprehendemos.

Eres nuestra herencia. Eres el amor. La paz. La suprema paz sólo la encontramos en Ti. Somos mendigos, necesitamos de Tu amor.
Tengo que amar, Señor, amarte. Cuando medito, mi amor por Ti se ensancha.
Mi alma Te alaba, Señor. Te da gracias. Oh, cuánto tiempo estuve lejos de Ti, de mí.
Meditamos porque queremos estar en Ti. Ser en Ti. Te amamos.

II


¿Dónde puedo encontrar un hombre que haya olvidado las palabras? Ese es el hombre con quien querría hablar.

Chuang Tzu

5. - La Meditación como contemplación.

Meditar es detener el proceso del pensar, contemplar Su gloria. Su amor.
La gloria y el amor al Señor en su Forma de Madre y Padre.
Meditas porque quieres conectarte con Su gloria, con Su amor.
No pides nada, nada exiges. Contemplas.
Tu alma Lo alaba. Tu alma se ilumina con Su gloria y Su amor.
Contemplar Su gloria, ser en Su amor.
Ser, ser, ser sin nada, estar desnudo en Su presencia, vacío, inmóvil, respirar Su gracia.
Desbordarnos con Su gracia.
Ser, ser, ser.
Es el alma que se identifica con Su eterna verdad.
Y Su luz que viene a ti y a mí, quita en un instante y para siempre toda oscuridad.
Tú y yo somos esto: pura contemplación
El corazón es una alabanza. Mi alma te alaba, Señor.
Eres gozo. Eres amor. Eres gloria. Eres la fuerza de la vida. Mi alma te alaba, Señor.
Estás aquí, en mí, eres yo. Mi alma te alaba, Señor.
Cuando te desnudas, cuando quedas vacío, cuando nada posees, te ubicas en otro plano, en otro nivel de conciencia.
Desde allí se produce el encuentro.
El encuentro es vida y vida en plenitud. Es un canto de amor. Del amor hacia el Amor.
Es un susurro, una melodía inconfundible:

Om bhur bhuvah Savah tat savitur varenyam
Bhargo Devasya Dhimahi Dhio Yo nah Prachodaiat

4. - La Meditación como luz.

Ella es luz y mora en nuestro interior. A veces no podemos comprenderlo. VerLa.
Su gracia nos salva del naufragio. Sin Ella eres oscuridad, sin mucho esfuerzo puedes sentirlo.
Ella está en ti y tú en Ella, debes disipar la oscuridad.
Meditas porque te niegas a permanecer en la oscuridad.
Te conectas, te abres, bajas a la luz que mora en tu corazón.
Debes permanecer en ella.
En la luz no hay turbulencias ni tempestades.
En la luz, en Su luz, todas las cosas se recrean.
El tiempo ya no nos apremia.
El propósito de la vida es ser uno con Ella.
Debes brillar como la luz del mediodía.
Que tus ojos reflejen la luz.
Luz, amor que es Ella.
Soy en la luz, la óctuple avenida de los deseos no me pertenece.
Eres luz.

3. La Meditación como reencuentro.

Transcurres porque estás en el exilio. Te parcializas porque no encuentras el rumbo. Eres desde las cosas, no desde el Ser.
Quieres buscarte afuera.
Si te contemplas, eres la suma de infinitas ilusiones; de ilusiones infinitas.
Las imágenes me aterran.
Alimentamos a nuestras mentes con imágenes, máscaras.
El cielo a veces nos parece infinitamente azul, otras, un vacío inmenso. Tengo miedo.
¿Quién soy? ¿De donde vengo? ¿A qué meta debo arribar?
Desde afuera no podremos respondernos.
Desde el exilio todo es como un gran reflejo pervertido.
Necesitamos encontrarnos.
Ser.
El es.
Somos un grito exasperado. Exasperamos a los cielos. Nos contemplamos en miles de espejos. Somos un proceso mecánico de pensamientos sin destino. Los pensamientos contaminan más, mucho más que el smog que respiramos.
El camino hacia el corazón es el retorno hacia la realidad, a lo que eres, simplemente, sin designaciones.
Estamos habituados a este cuerpo, a esta mente.
Tenemos miedo de estar solos.
No queremos desnudarnos.
Nos cuesta aprehender.
Nos fascinan las posesiones, queremos tener más, mucho más.
Puede que sientas que te mutilas, algo de ti se pierde raudamente, irreversiblemente.
Tengo miedo, soy parte de una locura socialmente aceptada.
Somos fragmentos de unas partes en conflicto, enfermas de vanidad, de envidias y de locura.

2. La Meditación como apertura.

Meditar es abrirse a una posibilidad. Existe una diferencia vivencial entre una posibilidad probable y una probabilidad posible.
Desapego es no cristalizar imágenes en la mente; no querer poseer.
Desapego es dejar que todo fluya.
Debo fluir para no apegarme.
Debes despertar.
Despertar es apertura.
Necesitas despertar de esta agonía, tal como despiertas de la pesadilla nocturna.

1. La Meditación es un detenerse.

Este texto fue escrito por el fundador acharya de Gayatri vedanta Yoga,
en noviembre de 1987,
luego de tener una visiòn de la Divina Madre Gayatri,
al final de un Mahapuruscharana.


I


Si dices que meditas, quiere decir que intentas conectarte.
Quieres expresar que abandonas lo fragmentado que vive en ti, lo que has construido.
Quieres decir que eres una posibilidad abierta, una ventana abierta desde donde puedes ser un nuevo amanecer.
Si meditas, señalas un antes y un después.
Antes los acontecimientos sucedían; ahora buscas que sucedan desde otro espacio, en este tiempo.
Medito porque busco conectarme.
Si me conecto es porque estoy atento, oigo y escucho.
Estar atento, no alerta.
Lo sutil sólo se comprende, se aprehende desde lo sutil.
La mente siempre es un obstáculo.
La meditación es una técnica por la cual detenemos el proceso del pensar.
Meditar es buscar absorberse hasta que no haya diferencia entre meditador y meditado.
La meditación no puede observarse.
La meditación surge como gracia.
La gracia es del Señor.
En la meditación eres un canal donde se expresa Su amor.
La meditación es un tiempo de gracia para ti y para mí, para todos los seres en este tiempo que muchas veces es fugaz y otras tantas estéril.
La meditación es un tiempo de amor.
Un tiempo donde habitas la esencialidad, el origen, la mismidad que pierdes de tanto mirar afuera, de vivirte desde afuera.
La meditación es un acontecimiento para un tiempo de amor.
Este es un tiempo de amor.
Meditar es estar abierto.
Aquietado para que algo suceda.
Meditamos porque sentimos que algo puede suceder.
Gran parte del suceso depende de ti, solamente de ti.
Eres responsable de la apertura.
Eres el responsable de que el suceso suceda.
Por eso estás abierto, como un canal.
Quieres ser canal de Su gracia.
Ser en el amor.
Ser.
Simplemente quieres ser en el Ser.
La apertura es desde Su amor hacia tu amor, hacia tu corazón.
El camino del amor, del corazón, es desde tu amor hacia Su presencia.
Hasta fundirte, hasta que no haya diferencia.
Entonces, cuando tú eres Él y Él eres tú, permanece el puro amor.
Sólo el amor.
Buscas la apertura porque necesitas de ti.
Eres en el amor.
El aprendizaje es arduo.
Debes desaprender para aprehender.
Mejor aún, debes quitar la mente, el proceso del pensar para que puedas intuir.
Entonces todo se revela como unidad en la diversidad.
Eres unidad.
Eres el que es.
Eres amor, luego no eres, Él es.
La apertura te permite percibir apenas por unos instantes que dependes de Su gracia.
Sólo puedes ser en Su gracia.
Vivir en, para y desde Su gracia.
Necesitas de la apertura para no ser lo que eres.
Cuando te abres, la realidad es permanente.
No cambia, Luego si esta es la realidad, todo lo que está afuera es ilusión.
Cuando se produce la apertura, puedes intuirlo, lo que está afuera de ti es transitorio.
Todo debe fluir.
La apertura te permite ejercitar el desapego.
La mente es un obstáculo.
Olvidamos cómo detener el proceso del pensar.
La mente es sinónimo de necesidades, de pensamientos; reclama, exige, abandona, desvaría.
La mente delira, crea ilusiones.
La mente es una señal inequívoca de que algo anda mal, funciona mal aunque estemos habituados a ella.
La mente es la perfecta conductora desde una frustración hasta la próxima; es una cuestión de tiempo.
La mente es tener, poseer, dominar.
La sociedad actual la construimos únicamente con la mente, sus signos se expresan cotidianamente y en todas partes: sexo, poder, dinero.
Inseparables, en tu mente y en mi mente; luego el hambre, la guerra, el egoísmo.
Luego la ilusión de paz, de una felicidad pasajera.
La mente nos propone una felicidad que está afuera.
Felicidad es tener, aquí y ahora, no importa el precio, la posterior frustración, la impotencia final.
La mente colabora para que planifiquemos obsolescencia.
Meditar es estar; buscar un encuentro.
La mente construye ilusiones.
Meditar es un acto de vida.
La mente es como la fugacidad de un sueño.
Meditar es un encuentro.
La mente piensa, todo lo piensa, el amor, al Señor.
El amor es el Señor y está más acá del pensar; está antes del pensar.
El pensar nos cercena, en la meditación me eternizo.
En la meditación comprendo mi eternidad, regresas a tu herencia de eternidad.