sábado, 24 de marzo de 2007

4. - El Silencio como intuición.

Somos ignorancia. Somos pasión; rara vez intuición. El nos dice que seamos amor. ¿Qué es el amor? ¿El que surge de nuestra ignorancia, de nuestras pasiones?
El amor, la plena realidad del amor, el amor así, desnudo de palabras, nace en el silencio.
Cuando esto sucede, el silencio es intuición.
El amor se viste de silencio y éste de intuición. En el silencio intuyes y desde la intuición expresas el amor.
Intuir es estar atento para encontrar lo permanente en lo circunstancial. Es vivir, fluir.
El Señor es el conductor, el eterno conductor.
Cuando desde el silencio puedes verLo como la base de todo, el sustento de todo, la plena realidad, la pura verdad, entonces intuyes Su grandeza.
Entonces te dices: yo soy Tú, eres la realidad.
El silencio como intuición es decirte: te escucho, Señor, en la imperceptible voluntad de los sucesos que se presentan en mi vida.
Danos, Señor, el silencio para que podamos intuirte como amor.
Quita de nosotros esta crueldad en forma de palabras.
Sólo por hoy deseamos morir a las palabras y renacer en un silencio constelado de quietud y bienaventuranza.
Sólo por hoy queremos morir al viejo amor para levantarnos purísimos en la verdad de Tus ojos.
Quédate con nosotros, deja que te reconozcamos porque anochece.
Sin mirar hacia ninguna dirección deja que intuyamos Tu presencia hasta fundirnos en ella.
Quiero el silencio de Tus ojos.
Amo el silencio de Tus ojos.
Vivir en el silencio de Tus ojos.
Permite que encontremos la verdad detrás de las palabras.
Queremos intuir.