sábado, 24 de marzo de 2007

2. - La Palabra como destierro.

Las palabras nos destierran. Hay lágrimas en los cielos.
En las palabras mostramos nuestra fragilidad.
Desterrados en medio de palabras, sólo nos quedan lágrimas.
Cuando hay palabras, nada queda entre tú y Él.
Destierro es estar afuera de ti mismo; expulsado de tu origen.
¿Cómo puedes ser feliz alejado del motivo que te da alegría?
A veces creo que el infierno se construye desde las palabras.
Si no hay silencio en la mente, las palabras giran alocadamente.
Nos expulsan de nuestro origen.
Las palabras son signos que muestran todo lo solos que estamos.
No hay un modo exacto de encontrarnos desde las palabras.
¿Cómo puedes saber quién eres desde la inseguridad de las palabras?
Las palabras son signos oscuros, la turbulencia de un mar enfurecido.
Señor, llévame de esta noche hostil llena de palabras, del delirio de las palabras, llévame a Tu presencia hecha de silencio infinitamente pacífico.
Estoy solo en medio de las palabras. Aquí no tengo armonía.
No puedo escucharme. Escucharte. Llámame, devuélveme a mi origen.