sábado, 24 de marzo de 2007

6. - El Nombre como Supremo Señor.

Tú eres el amor, el Supremo amor. No podemos resistir esta desértica soledad sin Tu amor.
Tú, Señor, eres el Supremo Amor.
Dile: soy alguien que se pierde, se desdibuja; apenas una ilusión de soberbia imposible, pero Tú eres el amor que me rescata, que aliviana esta dura carga de ser simplemente un ser humano.
Dile: Tú eres el Nombre y cuando lo pronuncio me levanto con poder y victoria.
Dile: la victoria es Tu sonrisa de amanecer marino, Tus ojos que dibujan primaveras.
Dile: el viento de mi vida turbulenta se aquieta en Tu Nombre que es el Supremo Amor.
Dile: soy como una barca, una ola enfurecida, apenas una nostalgia, necesito de Tu Nombre que es Supremo Amor.
Dile: Tu Nombre como amor supremo, es como decir Tu Nombre como pájaro con alas de eternidad, como lluvia fresca en las tardes húmedas de un febrero fantástico en Varadero, como la sonrisa de los niños jugando en la alameda, como el infinito espacio que me ensancha el alma y me lleva a Tus pies de loto.
Dile: Oh, Madre Divina, Tu Nombre como Supremo amor es vastedad de un silencio presentido por mi sangre.
Inaugurado desde mi sangre.
Vivido desde mi sangre.
Dile: imagino Tu Nombre amplio como el mar y yo una ola que gime por alcanzarte, por fundirse en Tu realidad plena, oh, realidad plena, pleno y supremo amor.
Dile: Tu Nombre es mi victoria y mi poder, dulce Madre Gayatri, por ello es que voy constantemente repitiendo Shrim Hrim Klim, Shrim Hrim Klim, porque cuando lo pronuncio quiero decir que sólo importas Tú, el Supremo Amor.
Dile: soy un delirio que no comprendo, déjame invocar Tu Nombre hasta ser en Tu Supremo Amor.
Porque Tú eres mi bandera y mi insignia.
Dile: ¿cómo acallar mi sangre que se agolpa en un arrebato de asombro cuando pronuncio Tu Nombre?
Dile: Te busco, Madre, Te busco en el Nombre.
¡Respóndeme que te estoy buscando!
Tu Nombre como amor supremo es la realidad primera.
Dile: te propongo, oh lejana y Divina Madre que vives en mí, que Tu Nombre sea una melodía de silencio y luz.
Déjame enamorarme de Ti, de Tu Nombre.
Dile: déjame pronunciar Tu Nombre y sentir que eres el alba y el crepúsculo, el sol, la luna y las estrellas, el rocío en los pétalos de los jazmines, la lluvia y mi sonrisa.
Dile: Tu Nombre como amor supremo es una primicia para mi corazón que para ti se transforma en mariposa, en miel.
Dile: Tu Nombre como amor supremo me funde al final, me enamora, me levanta y me recupera y mis ojos brillan con Tu luz que es mi luz.
Dile: me muero por Ti, Dios.
Dile: déjame pronunciar Tu Nombre porque me estoy muriendo por Ti. Déjame enamorarme de Ti, de Tu Nombre como amor supremo.
Tengo sed de ese amor supremo; ven, Divina Madre, ven pronto pues mi mente nos separa, me aleja de Ti.
Me muero por Ti, Mi Señora.
Ven que quiero alumbrar vagos crepúsculos y florecer jazmineros en la alcoba de los vientos.